Cuando comencé este blog no lo hice con la idea de llenarlo con un simple copy + paste, y si alguna vez cité palabras textuales de un artículo lo hice a efectos de agregarle mi cuota de opinión personal, ya sea a favor o en contra de lo que se había escrito.
Esta vez es diferente, acabo de leer un artículo del futuro Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, y realmente mientras lo leía solo podía asentir ante cada expresión y literalmente ante cada palabra que Abel Posse decía, no se cuanto durará en el ministerio, el zurdaje se da cuenta cuando aparece alguien que quiere avivar a la gilada y lo demuelen, ya saben, la izquierda no admite que nadie opine distinto, si opinas distinto sos un facho, un gorila, un oligarca.
Recién leía que Fernando Nenna se opone a su designación, Nenna es un sindicalista del gremio docente que si a vos no te avisan antes que este muchacho es docente su apariencia exterior te lleva más a pensar que es cartonero o piquetero, y basta porque ya el zurdaje me tirará en la jeta el mote de discriminador y se agarrarán de este párrafo ante la carencia de argumentos para oponerse a lo que citaré mas abajo.
Voy a transcribir algunos párrafos del excelente comentario de Abel Posse:
Entró, se filtró, o lograron infectar con un virus ideológico la garantía elemental de seguridad. Impusieron la visión trotskoleninista de demoler las instituciones militares y la policía, como vengándose de los años setenta, cuando una minoría se alzó contra el Estado para imponer una revolución socialguevarista, ajena y aislada ante la inmensa mayoría, empezando por el mismo Perón, los sindicatos y los partidos tradicionales.
Sin embargo, con persistencia gramsciana, los guerrilleros que rodean a los K aunque ya estaban generosamente indemnizados por sus derrotas de los 70 lograron afirmar la tarea de demoler a las Fuerzas Armadas, lograr que los policías se sientan más amenazados e inhibidos en la tarea represiva que los delincuentes en su agresión y que la Justicia se ausente en este momento de crisis, sin reaccionar con urgencia ante la criminalidad reincidente y concediendo excarcelaciones a una gran cantidad de menores, incluso en casos de asesinato o uso de armas.
Los K nos llevaron tan lejos que ya nadie quiere hablar con claridad y coraje del camino de retorno indispensable que la Argentina tendrá que transitar, tarde o temprano. Muchos "garantistas" pagaron su lujo humanista con los cadáveres humanísimos de ciudadanos honestos acribillados delante mismo de sus hijos o padres, mujeres violadas y decenas de policías que mueren sin afecto oficial ni el respeto debido a su profesión imprescindible y peligrosa.
Todos los días nos revuelve y convulsiona la noticia del comerciante, padre, estudiante, baleado a mansalva por el asesino-joven (no el niño-asesino, porque cuando se asesina disparando sobre alguien indefenso, a los 14 o 16 años, no hay niño que valga, la entidad "asesino" prevalece sobre la edad biológica). Tal el caso del joven estudiante de Tigre que muere con un balazo en la cara en brazos de su desolada madre. ¿Cómo la Presidenta no tomó inmediatamente su helicóptero hacia esa madre para llevar consuelo y compromiso?
El Gobierno empieza a padecer lo que sembró.
El oficial del grupo Halcón que murió con un balazo en la cara sabía que el delincuente que trataban de detener estaba armado. En efecto, éste se resistió. La policía no actuó con todo su poder y pagó con la muerte de un jefe. Este es apenas un ejemplo de esa inhibición previa que le impide actuar como toda policía en su tarea normal y ancestral. Al gatillo fácil lo tienen en nuestro país los delincuentes.
Es el país que llega a la indefensión nacional para castigar a un ejército por hechos de hace cuatro décadas. Es el país que indemniza subrepticiamente a quienes participaron de un alzamiento contra el orden democrático. El mismo partido que ordenó aniquilar ese alzamiento siguiendo el pensamiento de defensa del Estado del propio Perón es el que ordenó indemnizar y exculpar a los subversivos.
Muchos argentinos sobre todo, jóvenes que no vivieron los hechos recibieron una versión torcida. Por ese camino empiezan a creer que el orden es umbral de fascismo y la anarquía, saludable expresión de libertad. No imaginan que democracia implica un riguroso orden. Sin orden como primer valor, la democracia naufraga inexorablemente. Sea democracia socialista u organización liberal de la comunidad. Hace tiempo que la Argentina se arriesga a vivir más cerca del surrealismo que de la realidad.